Tuesday, December 5, 2006

Pfizer: when the going gets tough…

Se complica este final de año para Pfizer, tras hacer público que pone fin al desarrollo clínico de torcetrapib, tal vez el producto más prometedor de los que tenía actualmente en su envidiable pipeline, y en el que ya llevaba invertidos más de 1.000 millones de dólares. La noticia supone para la compañía norteamericana uno de los reveses más serios en sus 157 años de historia, ya que torcetrapib estaba llamado a ser el sucesor de Lipitor (atorvastatina DCI), su principal producto, cuya patente vencerá en 2010 o 2011, aunque la india Ranbaxy intenta que sea antes de esa fecha. Lipitor aporta a Pfizer la cuarta parte de su facturación.

Recientes estudios muestran que la elevación del colesterol bueno (HDL), la acción principal de torcetrapib, reduce significativamente el riesgo cardiaco, por ello varias compañías intentan incorporar a su cartera algún producto que tenga este efecto. En esta línea, hace tan solo un mes Abbott anunciaba un acuerdo para hacerse con la propiedad de Kos Pharmaceuticals (ver EL GLOBAL nº 316), reforzando así su cartera con productos como Niaspan y Advicor, que elevan el colesterol bueno.

Roche y Merck también están desarrollando productos similares a torcetrapib, denominados genéricamente inhibidores de la CETP (las siglas del enzima sobre el que actúan). Roche, que obtuvo el producto en 2004 a través de una licencia de Japan Tobacco, espera solicitar el registro después del 2009 (actualmente se halla en fase 2). La americana Merck anunció en septiembre el retraso de la solicitud de registro de la terapia combinada triple que investiga, debido a problemas técnicos surgidos en el desarrollo de su formulación.

Con el abandono de torcetrapib, se acrecientan las presiones sobre Pfizer para que consiga mejorar su comportamiento financiero. Aunque la compañía anunció hace pocos días que tenía en fases tempranas de investigación otros dos productos que podrían sustituir a Lipitor, parece que en la práctica no le va a quedar otra salida que la licencia o la adquisición, para lo que cuenta con efectivo más que suficiente (tras la venta de su unidad OTC a J&J dispondrá de 29.000 millones de dólares). De hecho, su consejero delegado, Jeffrey Kindler, así lo ha dado a entender al manifestar que responderán al presente contratiempo de forma rápida y agresiva.

Las dificultades y los desafíos a los que deben enfrentarse las compañías innovadoras como Pfizer conllevan a menudo una importante erosión de la cuenta de resultados, lo que les exige aplicar medidas de reducción de gastos que pueden incluir la venta o el cierre de instalaciones o el recorte de plantilla. Sin ir más lejos, Pfizer anunció a finales del mes pasado que prescindiría del 20% de la fuerza de ventas que tiene en EEUU. Es muy probable que otras compañías sigan su estela y tomen medidas similares a ésta. El pasado año Pfizer hizo público su objetivo para 2008 de reducir sus gastos en 4.000 millones de dólares anuales, para lo que según algunos analistas del sector podría verse obligado a despedir hasta 10.000 empleados, un 10% de su personal. Reducciones de gastos y adquisiciones son los dos pilares sobre los que Pfizer debe ahora enfocar su gestión si quiere compensar la pérdida de la patente en 2011 de seis de sus productos (incluyendo a Lipitor), que suman cerca de la mitad de su facturación. Si ya pueden parecer desorbitados los precios a los que se han cerrado algunas de las operaciones de compra recientes, creo que a partir de ahora podemos esperar cifras aún mayores a medida que se aproximen los vencimientos sin que la I+D haya conseguido asegurar el relevo.

Para finalizar, me parece justo poner de manifiesto que Pfizer ha tenido en la gestión de esta importante crisis un comportamiento ejemplar. Tan pronto como el grupo de expertos independientes que monitorizaban el ensayo sobre torcetrapib le informó de los resultados adversos que se estaban obteniendo, muy a su pesar tomó la amarga decisión de detener de inmediato la investigación, notificándolo a continuación a las autoridades sanitarias. Pfizer ha demostrado así ser también una empresa líder en transparencia y en asunción de responsabilidades.

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