Monday, September 29, 2008

Bloqueo de la FDA a Ranbaxy


La FDA ha decidido actuar de nuevo contra Ranbaxy. Ésta es la segunda vez que lo hace en menos de tres años. El regulador norteamericano ha decidido prohibir las importaciones de 31 medicamentos genéricos producidos y comercializados por la compañía farmacéutica líder en India. Estos productos se fabrican en dos plantas que se ubican en aquel país y que fueron inspeccionadas por funcionarios de la FDA a principios del presente año. Según los inspectores dichas plantas no cumplían completamente con los estándares de fabricación (GMP) exigidos por la agencia americana, dando lugar a una carta de advertencia en la que se relatan las deficiencias encontradas y que deben ser enmendadas.

La medida impuesta a Ranbaxy supone una importante limitación en el acceso al mercado norteamericano, en el cual la compañía india obtiene casi una cuarta parte de su facturación. De no resolverse de modo favorable y con rapidez, se podría malograr la venta a Daiichi Sankyo. Recordemos que el pasado mes de junio (ver EL GLOBAL, nº 389) la firma japonesa acordó adquirir a la familia Singh su paquete accionarial, que representa el 35 por ciento del capital de Ranbaxy. El acuerdo está todavía pendiente de aprobación por parte del Gobierno indio.

En su momento la noticia causó un cierto impacto en el sector derivado de las distintas culturas y orientación de negocio de las dos farmacéuticas. El hecho inédito que supone la compra de una compañía de genéricos por parte de una innovadora lo valorábamos en estas mismas páginas como un hito notable en la historia de la industria farmacéutica global. Precisamente, y siguiendo esta tendencia, Sanofi-Aventis consiguió la pasada semana cerrar un acuerdo para comprar Zentiva, el fabricante de genéricos checo.

Cabe suponer que los presuntos problemas puestos de manifiesto por la inspección norteamericana debería haberlos detectado la supuesta auditoría de Daiichi durante el proceso de due diligence, lo que sin duda hubiese obstaculizado el eventual acuerdo. Ello explicaría por qué la japonesa se ha mostrado convencida de que los últimos acontecimientos no supondrán un freno a la operación y que continuarán con el plan previsto cuya compleción prevén para marzo.

Detrás de la decisión del organismo norteamericano, en el sector farmacéutico indio algunos alcanzan a ver la mano de la industria de EEUU interesada en desanimar a los competitivos fabricantes del país asiático. Hay quien ha llegado incluso a poner este caso en relación al del acaecido a principios del presente año cuando se comunicó el fallecimiento de 80 pacientes en EEUU que habían sido tratados con heparina fabricada en China. La gravedad de este último hecho avivó el debate sobre los procedimientos de inspección en terceros países en los que cada vez se fabrican más productos farmacéuticos que se consumen en EEUU.

Por ahora se desconoce si la prohibición impuesta podría afectar a los derechos de exclusividad que posee Ranbaxy para comercializar en EEUU el genérico de Lipitor (atorvastatina) durante seis meses, tras vencer en 2011 la patente del producto de Pfizer. Para ayudar a levantar lo antes posible la prohibición impuesta por la FDA, Ranbaxy ha decidido contratar los servicios de asesoría de Rudy Giuliani, quien fue el anterior alcalde de Nueva York.

La atomización del mercado de genéricos hará que sean pocos los competidores que puedan sacar partido del traspié de Ranbaxy. Uno de ellos será Mylan, compañía que vio revalorizarse sus acciones como reacción al bloqueo de los productos de Ranbaxy. Mylan compite con esta compañía en el segmento del acné con isotretinoína, el genérico de Accutan (Roche). Mientras Ranbaxy ostenta un 50 por ciento de participación en este segmento, Mylan alcanza el 15 por ciento. La salida de Ranbaxy deja a Mylan la oportunidad de capturar una parte significativa adicional.

Monday, September 15, 2008

A la FDA le preocupa la Food and Drug Administration


Últimamente la FDA recuerda a esos insidiosos detectores de aeropuerto cuya sensibilidad es tan elevada que casi nos obligan a despojarnos de toda prenda que llevemos encima. Al igual que ellos los funcionarios del regulador norteamericano parecen estar dispuestos a no dejar pasar ni una. Ante la menor sospecha de que un fármaco, comercializado o en vías de llegar a serlo, pudiera causar algún efecto secundario a los pacientes, no dudan en lanzar su advertencia pública. Y tal como sucede en el rutinario control aeroportuario, en el que en ocasiones el quejido del dichoso aparato se nos antoja excesivo, así parece reaccionar ahora el organismo de Maryland.

En esta ocasión, los «pasajeros» a los que les ha sonado la alarma han sido los inhibidores de TNF (factor de necrosis tumoral, en inglés), medicamentos de origen biológico (anticuerpos monoclonales) que se emplean con gran éxito en el tratamiento de la artritis reumatoide, proporcionando a los pacientes un notable alivio y una sustancial mejora de su calidad de vida. Enbrel (etanercept; Amgen/Wyeth), Humira (adalimumab; Abbott), Remicade (infliximab; Johnson & Johnson/Schering Plough) y Cimzia (certolizumab pegol, UCB) son los cuatro productos que deberán añadir a su ya extensa lista de advertencias de seguridad el riesgo de histoplasmosis, una infección fúngica.

En la artritis reumatoide el sistema inmunitario del paciente ataca las articulaciones, provocando así dolor e inflamación. En consecuencia, un medicamento que actúe inhibiendo el sistema inmunitario, puede constituir un tratamiento eficaz en la artritis. Pero este modo de acción resulta un arma de doble filo, ya que ante una eventual infección nuestro sistema de defensa puede que no logre combatirla.

Ello explica que, si tomamos la ficha técnica o el prospecto de cualquiera de los cuatro productos mencionados anteriormente, podremos observar cómo bajo los epígrafes de advertencias o de efectos adversos se menciona que deberán extremarse las precauciones en caso de que el paciente padezca una infección en el momento de instaurar el tratamiento o que hiciese su aparición durante el transcurso del mismo. Hasta aquí todo parece lógico y previsible. Lo que no parece tan normal y es causa de no poca extrañeza es la exigencia de la FDA para que ahora se incluya en la ficha técnica una determinada infección. ¿Por qué esa sí y no otras?

Hace unas semanas la tarjeta amarilla se la sacaron a Byetta, el antidiabético de Eli Lilly. El reporte de seis casos de pancreatitis severa, dos de los cuales resultaron fatales, parece ser el origen de la amonestación de la FDA. La mayoría de los medios no tardaron en reaccionar asociando la pancreatitis al producto de Lilly, obviando que cerca de un millón de pacientes diabéticos lo toman y que éstos tienen un riesgo de sufrir pancreatitis mayor que el de la población general, con independencia del tratamiento que estén siguiendo. A la FDA le pareció que seis pacientes entre un millón es más que cinco (como poco) entre cien mil, que es el riesgo de la población general. Otro ejemplo de que estos «cowboys» son de gatillo ligero.

Parece como si a la FDA lo que le preocupase, más que la seguridad de los pacientes (que también), fuese su propia seguridad. Es como si quisiera curarse en salud y vacunarse contra toda crítica. Así es como pensaba el reputado economista Milton Friedman, quien en su obra ‘Libertad de elegir’, manifestaba que el procedimiento regulatorio padece de forma inherente un sesgo en contra de la aprobación de algunos fármacos valiosos, pues los efectos adversos de prohibir equivocadamente la comercialización de un medicamento útil son indetectables, mientras que las consecuencias de aprobar erróneamente el uso de un fármaco perjudicial son objeto de una amplia difusión y, en conclusión, la FDA actuará en la dirección que le reporte una menor condena pública, dejando al margen las consecuencias sanitarias. Ojo: la próxima advertencia está al caer.

Monday, September 8, 2008

Vytorin, cáncer y elecciones en Estados Unidos


A comienzos de este año Merck & Co. y Schering-Plough veían volatizarse de forma súbita 35.000 millones de capitalización bursátil, tras comunicar los resultados del estudio Enhance, que pretendía demostrar la superioridad de la combinación de simvastatina y ezetimibe (Vytorin/Inegy) frente a la simvastatina sola (Zocor, cuya patente venció hace dos años). Entonces, ambas compañías fueron acusadas de demorar de manera interesada la revelación de las negativas conclusiones del estudio.

Un nuevo capítulo tuvo lugar el pasado mes abril, con motivo de la reunión de la Sociedad Americana de Cardiología, en la que un panel de expertos comentó los resultados del Enhance e instó a los cardiólogos a limitar el uso de Zetia (ezetimibe DCI) y de Vytorin/Inegy. En aquellas mismas fechas The New England Journal of Medicine (NEJM) publicó en su web los resultados del mencionado estudio y le dedicaba dos editoriales.

El último hito de esta historia hay que situarlo en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, celebrado la pasada semana en Múnich. En este importante foro se ha comentado la posible vinculación entre el tratamiento con Vytorin y una mayor incidencia de cáncer, una información dada a conocer en julio y que tiene su origen en la conclusiones de los investigadores que han analizado los datos del estudio Seas y dos estudios clínicos más en los que se empleaba el citado fármaco. Una vez más NEJM ha vuelto a dedicarle su máxima atención a este asunto y ha publicado en Internet dos artículos y un editorial.

Con la información disponible, los especialistas se encuentran divididos. Mientras que unos creen que la mayor incidencia de cáncer en los pacientes tratados con Vytorin es una anomalía estadística y que es fruto del azar, otros no comparten su punto de vista y avanzan una posible explicación. Así, el mismo mecanismo por el cual ezetimibe bloquea la absorción del colesterol en el intestino, sirve también para impedir el paso de los fitoesteroles, unas sustancias que se encuentran en frutas y verduras y cuyo consumo elevado se ha relacionado con una menor incidencia de cáncer. De este modo Vytorin estaría supuestamente impidiendo adquirir con la dieta esta protección natural contra el desarrollo de determinados tumores.

En su prudente editorial, NEJM pone de manifiesto que los datos de los tres estudios analizados no son concluyentes y que aún es pronto para descartar la posible relación de ezetimibe con el desarrollo de procesos cancerosos. Por lo tanto, su confirmación definitiva precisa que aguardemos algunos años que permitirán acumular nuevos datos a partir de los estudios actualmente en marcha, y durante los cuales tanto clínicos como pacientes deberán convivir con esta incertidumbre.

Las críticas vertidas sobre la FDA en relación con este asunto constituyen una de las derivaciones interesantes del mismo. Los críticos argumentan que el regulador norteamericano dio en 2002 su aprobación a la comercialización de Vytorin basándose en que había demostrado reducir los niveles de colesterol, pero sin haber probado su verdadera finalidad terapéutica, esto es, una reducción del riesgo y de los eventos cardiovasculares. Ahora se pretende que la FDA tome sus decisiones basándose en resultados clínicos en lugar de hacerlo a través de indicadores indirectos.

El tema de la seguridad de Vytorin es objeto actualmente de una investigación por parte de dos comités del Congreso de los Estados Unidos, cuyos presidentes pertenecen al Partido Republicano. Ambos han dirigido recientemente un par de misivas a los consejeros delegados de las compañías implicadas requiriéndoles documentación interna sobre el producto, sus estudios y su financiación. Hay quien ve en ello presiones políticas que derivan de la actual coyuntura electoral y del gancho mediático que suscita el haber relacionado con el cáncer a un medicamento comercializado por dos farmacéuticas líderes del sector.

Monday, September 1, 2008

Roche quiere la totalidad de Genentech


Sin lugar a dudas, uno de los temas calientes de este mes de agosto ha sido el del intento de absorción de Genentech por parte de Roche. Posteriormente a la oferta de Roche, las acciones de Genentech se revalorizaron hasta doblar la prima ofrecida, sugiriendo así que el mercado apuesta por que la compañía suiza mejore sus condiciones. Por otra parte, tras analizar la oferta, un comité especial del consejo de administración de Genentech rechazó la misma por considerar que se encontraba por debajo del valor real de la compañía.

Algunos analistas estiman que la operación puede suponer ahorros a Roche de 750 a 850 millones de dólares anuales. Roche, además, controlaría el total de los beneficios que los anticancerígenos Avastin (bevacizumab DCI) y Herceptin (trastuzumab DCI) reportan actualmente a Genentech, así como su atractiva cartera de nuevos productos.

No es la primera vez que Roche controla la totalidad de Genentech. En 1999 la compañía suiza compró Genentech y a finales de ese mismo año la sacó a bolsa, obteniendo con la operación una importante prima. No parece descabellado que algo similar pueda llegar a repetirse en el futuro.

Dos de las cuestiones clave a responder cuando se analiza una operación como ésta son: qué gana la compañía que toma la decisión de llevarla a cabo y por qué escoge ese momento y no otro. Empecemos intentando justificar en primer término la última cuestión.

La actual coyuntura del tipo de cambio euro/dólar parece señalar que el valor de la moneda norteamericana puede haber tocado fondo en su evolución respecto a la europea y que en próximos periodos podemos esperar, como ya está sucediendo, una revaloración del dólar respecto al euro. De ser cierta esta observación, desde el punto de vista económico parece que el momento más idóneo para realizar la operación sería el actual.

Respecto a la cuestión planteada en primer lugar, parece existir más de una razón para justificar el interés de Roche. De un lado, resulta lógico pensar que Roche conoce al detalle la cartera actual y futura de Genentech y, por tanto, habrá evaluado su potencial de beneficios futuros. De otra parte, el acuerdo por el que Roche tiene los derechos de comercialización de cualquier producto de Genentech aprobado fuera de los EEUU expiran el año 2015. Probablemente Roche desea asegurarse ahora esos derechos y evitar una eventual pugna con algún competidor, que podría llegar a salirle muy cara.

De forma casual he coincido este verano en Norteamérica con una persona que trabaja en la industria farmacéutica de aquella región y que conoce de cerca ambas empresas. No pudimos por tanto eludir hablar de este asunto. Una reflexión importante que me hizo mi interlocutor fue que si bien la cuestión económica es uno de los aspectos que suele resultar clave para que toda operación se pueda culminar, en este caso hay un aspecto que en modo alguno puede dejarse de lado, y es el de la cultura de empresa.

Ambas empresas son muy diferentes en este sentido. Y no se trata sólo de que unos sean suizos y los otros norteamericanos, sino que incluso dentro de los EEUU, la gente de Silicon Valley, donde se encuentra Genentech, comparte unos rasgos que los diferencia del resto de sus compatriotas y que puede suponer una barrera importante en caso de pretender una integración.

No sabemos si ésa es una de las metas que persigue Roche. Al parecer, parte de la gente de Genentech es lo que se teme y están respondiendo a llamadas de cazatalentos o enviando su currículum vítae en busca de mejores perspectivas profesionales. De hecho, Genentech ya ha anunciado que va a poner en marcha un programa para retener a sus empleados en el que invertirá 371 millones de dólares. Hay compañías en las que en su absorción los empleados cuentan muy poco y que lo que se valora son los activos materiales o los derechos de propiedad intelectual. No cabe duda que en el caso de Genentech el personal es un activo que Roche debe intentar preservar.