Sunday, June 14, 2009

J&J tercia en la fusión de Merck y Schering


Johnson & Johnson quiere hacer valer sus derechos y pretende poner fin al acuerdo que mantiene con Schering-Plough, que concede a ésta la distribución de Remicade y Simponi (golimumab) fuera de EE.UU. y algunos países asiáticos (como Japón). La noticia no supone sorpresa alguna, pues ya anticipábamos cuando se anunció en marzo la fusión entre Merck y Schering-Plough que ésta podría ser una de las consecuencias de la operación. A pesar de haberse diseñado en forma de fusión inversa para tratar de mantener el contrato con J&J, esta compañía ha considerado que tal subterfugio legal no puede ser válido y que de facto se va a producir un cambio significativo en la propiedad de Schering, lo que es motivo suficiente para instar la finalización de un acuerdo que dura ya más de una década.

Centocor Ortho Biotech, la subsidiaria de J&J que fabrica Remicade, ya advirtió a primeros de mayo que solicitaría un arbitraje sobre los derechos de este producto y su posible sucesor, Simponi. Se supone que, dada su capital importancia, durante la fase de planificación y estudio de la fusión de Merck y Schering, este asunto debió ser evaluado minuciosamente por expertos legales en la materia. Tal vez por ello ambas compañías se han mostrado convencidas ahora de que se les dará la razón. Algunos analistas juzgan que el contrato de J&J con Schering no está suficientemente armado y ven a Merck mejor posicionada para ganar esta disputa. No obstante, el resultado resulta tan impredecible que las cotizaciones de las tres compañías apenas han sufrido variación al conocerse la noticia.

Se ha estimado que el proceso de arbitraje se prolongue de nueve a doce meses y que continúe incluso tras la conclusión del proceso de fusión, prevista para el último trimestre del presente año. La decisión que tome el árbitro que se designe será vinculante e inapelable. Con todo, el proceso de arbitraje no es impedimento para que las partes negocien y traten de llegar a un acuerdo. Posiblemente sea esta la pretensión de J&J. Como ya especulamos en esta misma sección, J&J podría estar interesada en obtener a buen precio la cartera de productos OTC de Schering. O puede que acepte zanjar el asunto recibiendo una mayor proporción del lucrativo negocio que supone Remicade.

J&J facturó el pasado año con Remicade 3.700 millones de dólares, un 13 por ciento más que en 2007. La compañía norteamericana pudo de este modo compensar en parte unos menores ingresos debidos tanto a la competencia de genéricos que sufre Risperdal (risperidona; esquizofrenia), como a la preocupación que se ha generado en torno a la seguridad de Procrit, el producto para la anemia que distribuye en EE.UU. bajo licencia de Amgen.

Por su parte Schering-Plough obtuvo en 2008 con Remicade unas ventas que ascendieron a 2.100 millones de dólares. En la hipotética cartera de Merck-Schering el producto ocuparía la cuarta posición en términos de facturación. La futura Merck/Schering cuenta con estos ingresos y los que se deriven de Simponi, quizá aún mayores, para compensar el retroceso en ventas de Zetia/Vytorin (un 10 por ciento en 2008), así como la pérdida de exclusividad de algunos de sus productos más vendidos.

Remicade es un producto que se emplea en el tratamiento de la artritis reumatoide y otros trastornos de origen autoinmune y su aplicación intravenosa requiere la intervención de un médico. En cambio, Simponi, que ha sido aprobado en abril por la FDA y actualmente espera la luz verde en Europa, se administra mensualmente por vía subcutánea y lo puede hacer el propio paciente. Esta comodidad de aplicación constituye una ventaja indudable que puede traducirse en un mayor éxito en la comercialización.

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